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Diario personal jotapeniano

viernes, 4 de septiembre de 2015

Adrià (III) o “Ser padre” (III)

 

Volvemos a abrir una tercera entrada en nombre de mi primogénito mayor.

13 años, son muchos años ya. Aunque él no lo sepa o no se quiera dar cuenta, se le conoce muy bien. Has visto cómo ha ido evolucionando en algunos aspectos y cómo se ha quedado estancado en otros. jotape 5

En esta entrada, y que sirva de ayuda a algunos padres con hijos entre los 12 y los 14 años, vamos a descifrar los misterios de las idas y venidas de estos/as adolescentes, de los cambios cada cinco minutos y de la incertidumbre en las que le gustan navegar durante el día sin saber, exactamente, a qué rumbo quieren ir. Y todo eso, sin morir en el intento en cada una de las miles de discusiones que nos toca vivir a diario con ellos/as.

Como no he nacido con la enciclopedia bajo el brazo ni una wikipedia metida en el cerebro, pues me suelo documentar de tanto en tanto para poder saber por dónde navegar. Ahora acabo de leer un libro que, aunque ya había leído otro parecido, alguna que otra novedad me ha brindado en mi proceso de aprendizaje.

Un adolescente de 13 años es complicado y si, además, este adolescente mío entra en los estándares habituales y predecibles, pues más todavía, aunque con suerte de tener todas las herramientas y claves brindadas por los manuales para poder trabajar para superar los obstáculos que nos suele poner día a día en nuestra vida cotidiana. Pero me voy a basar en algo muy particular y que muchos de vosotros os habéis encontrado seguramente. Ellos te critican, te reprochan y siempre tienen en boca todos y cada uno de nuestros errores, fallos y hábitos que creen que no son lo correcto. Parece que te quieren hundir en toda regla. Quieren tumbarte como si de un ring de Pressing Catch se tratase. Tú haces todo lo que puedes por ellos, te esmeras, estás pendiente de todo pero aun así, no es suficiente y siempre te ponen pegas a todo. ¿porqué? Pues porque necesitan tumbar a un mito a alguien a quien adoran y nunca llegarán a superar (bajo su propio criterio o pensamiento, vamos lo que ellos han creado – formado en su mente). De esa forma, se obligan a “odiarte” un poco más y hacerse ver a sí mismo que tú no eres tan perfecto como ellos te han “bautizado”. Por lo tanto, empieza el acoso y derribo!

Para asegurarse de que los tiros, por parte del joven, van para esa parte (porque es posible, también, que sean otros motivos y hay que averiguar…) lo mejor es hablar con el/la adolescente. Buscar un clima en el que esté tranquilo y poco a poco empezar a hablar con el paciente para sonsacarle toda información. Es sorprendente lo que llega a pasar por la mente de estos adolescentes y nuestro trabajo será recoger toda la información que podamos para luego, posteriormente, poder trabajar. Una vez tenemos mucha información de la cual desconocíamos, podemos intentar tirar por los suelos sus mitos, sus miedos, sus rabias y cualesquier otros temores que ronden por sus cabezas, hablando con conocimiento con ellos. Hablar con seriedad, firmeza y seguridad.

Podemos descubrir también muchas opiniones que tienen de los familiares, amigos, compañeros de clase y podemos sorprendernos de cómo ya se empiezan a dar cuenta de quiénes están pendientes de ellos y sus padres o hermanos y quiénes pasan olímpicamente. No son tontos y ven cosas que nosotros pensamos que son inmunes. Pero no lo son. La vida está ahí y no hay que pintárselas de color rosa. Hay que hacerles entender que en la vida hay de todo y que tienen que clasificar cada tema que les venga y no caer en la desesperación en las cosas malas ni venirse demasiado arriba con las buenas. Un buen conocimiento de lo que les puede deparar la vida y un buen trabajo de equilibrio, serán las claves para que ellos, los adolescentes, sean conscientes de qué camino tienen que seguir en sus vidas: el camino que les lleve allí dónde quieran ir en esta vida y conseguir sus metas, sus retos y sus logros.

Estad muy atentos a sus comentarios, porque detrás de ellos hay mucho adolescente frustrado, asustado o que se creen incapaces de ser alguien importante en la vida. Dejemos los gritos a un lado, y utilicemos más conversaciones intensas.

¿Cómo lo tenéis vosotros/as? ¿habéis tirado la toalla con vuestros hijos/as? Os animo a que digáis y contéis vuestras experiencias!!

Saludos y espero que os haya ayudado estas claves para conocer un poco más a esos adolescentes tan “incomprendidos”. Nos vemos en la próxima!!

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